«Promoviendo la educación emocional: Clave para el bienestar infantil»

Las emociones son una parte esencial de nuestra vida, que nos acompañan desde el nacimiento y nos ayudan a relacionarnos con nosotros mismos y con los demás. Sin embargo, muchas veces no sabemos cómo identificarlas, expresarlas o regularlas adecuadamente, lo que puede generar problemas de autoestima, comunicación, aprendizaje o conducta.

Por eso, la educación emocional es una habilidad fundamental que debemos desarrollar desde la infancia, para favorecer el bienestar personal y social de los niños y niñas. La educación emocional consiste en aprender a reconocer, comprender, expresar y gestionar las propias emociones y las de los demás, así como a motivarse y mantener relaciones saludables.

La educación emocional se puede trabajar tanto en la familia como en la escuela, ya que son los dos contextos principales donde los niños y niñas interactúan y aprenden. Para ello, es importante contar con el apoyo de profesionales especializados en el ámbito emocional, como la psicóloga Francisca Maldonado y la psicopedagoga Alexia Martínez, que nos ofrecen algunos consejos para promover la educación emocional en los niños y niñas.

– Crear un clima afectivo y seguro: Los niños y niñas necesitan sentirse queridos, respetados y protegidos para desarrollar una autoestima positiva y una confianza en sí mismos y en los demás. Por eso, es importante que tanto en la familia como en la escuela se fomente un ambiente cálido, acogedor y tranquilo, donde se expresen las emociones de forma abierta y se validen las de los demás.

– Dar ejemplo: Los adultos somos el modelo de referencia para los niños y niñas, por lo que debemos mostrar coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos. Es decir, debemos ser capaces de identificar, nombrar y regular nuestras propias emociones, así como de empatizar con las de los demás. Así, los niños y niñas aprenderán por imitación cómo gestionar sus emociones de forma adecuada.

– Fomentar el autoconocimiento: Los niños y niñas deben aprender a reconocer sus propias emociones, tanto las positivas como las negativas, así como las causas que las provocan y las consecuencias que tienen. Para ello, se pueden utilizar diferentes recursos, como cuentos, juegos, dibujos o canciones, que les ayuden a expresar lo que sienten y a ponerle nombre a sus emociones.

– Enseñar estrategias de regulación emocional: Los niños y niñas deben aprender a manejar sus emociones de forma adaptativa, sin reprimirlas ni dejarse llevar por ellas. Para ello, se pueden enseñar diferentes técnicas, como la respiración profunda, la relajación muscular, el pensamiento positivo o la resolución de problemas, que les permitan calmarse, pensar antes de actuar y buscar soluciones constructivas a las situaciones que les generan malestar.

– Potenciar la empatía: Los niños y niñas deben aprender a ponerse en el lugar de los demás, a comprender sus emociones y sus puntos de vista, así como a respetar sus diferencias y sus necesidades. Para ello, se pueden utilizar actividades como el juego cooperativo, el diálogo, el debate o el rol playing, que les ayuden a desarrollar habilidades sociales como la escucha activa, la comunicación asertiva o la negociación.

– Estimular la motivación: Los niños y niñas deben aprender a tener una actitud positiva hacia el aprendizaje y hacia los retos que se les presentan. Para ello, se deben fomentar sus intereses, sus fortalezas y sus capacidades, así como ofrecerles oportunidades de participación, elección y autonomía. Además, se debe reforzar su esfuerzo, su perseverancia y su superación personal.

Por su parte la psicopedagoga Alexia Martínez, nos explica cómo podemos promover la educación emocional desde el hogar y la escuela, y qué estrategias podemos utilizar para favorecer el bienestar infantil.

¿Qué es la educación emocional y por qué es importante?

La educación emocional es una parte fundamental de la educación integral de los niños y niñas. Se trata de enseñarles a identificar sus propias emociones y las de los demás, a expresarlas de forma adecuada y respetuosa, a regularlas según las situaciones y a utilizarlas como recursos para alcanzar sus metas y relacionarse con los demás. La educación emocional es importante porque contribuye al desarrollo cognitivo, social y moral de los niños y niñas, y les prepara para afrontar los retos y oportunidades de la vida.

¿Qué beneficios tiene la educación emocional para el bienestar infantil?

La educación emocional tiene muchos beneficios para el bienestar infantil. Algunos de ellos son:

• Mejora la autoestima y la confianza en sí mismos, lo que les permite tener una imagen positiva de sí mismos y valorar sus capacidades y potencialidades.
• Favorece el autocontrol y la autorregulación emocional, lo que les ayuda a manejar sus impulsos, frustraciones, miedos y enfados, y a adaptarse a los cambios y situaciones difíciles.
• Fomenta la empatía y la comprensión hacia los demás, lo que les permite ponerse en el lugar del otro, respetar sus sentimientos y necesidades, y cooperar con ellos.
• Potencia la comunicación y la expresión emocional, lo que les facilita expresar sus emociones de forma asertiva y constructiva, escuchar activamente a los demás, y resolver los conflictos de forma pacífica.
• Estimula la creatividad y la imaginación, lo que les permite explorar nuevas posibilidades, generar ideas originales, y encontrar soluciones creativas a los problemas.
• Promueve la convivencia y el clima positivo en el hogar y la escuela, lo que les hace sentirse parte de un grupo donde se sienten queridos, aceptados y valorados.

¿Cómo podemos promover la educación emocional desde el hogar?

El hogar es el primer espacio donde los niños y niñas aprenden sobre las emociones. Los padres y madres son los primeros modelos emocionales para sus hijos e hijas, por lo que es importante que les transmitan una actitud positiva hacia las emociones, que les muestren cómo se sienten y cómo gestionan sus emociones, que les escuchen con atención e interés cuando expresan sus emociones, que les den apoyo emocional cuando lo necesitan, que les enseñen a regular sus emociones de forma adecuada, que les animen a compartir sus emociones con los demás, que les reconozcan sus logros y esfuerzos, que les den oportunidades para desarrollar su autonomía y responsabilidad, que les ofrezcan un ambiente seguro y afectuoso donde se sientan cómodos para explorar sus emociones.

Algunas actividades que podemos realizar en el hogar para promover la educación emocional son:

• Leer cuentos o ver películas que traten sobre las emociones, e identificar cómo se sienten los personajes, qué hacen con sus emociones, qué consecuencias tienen sus acciones, qué podrían hacer diferente.
• Jugar a juegos o hacer manualidades que impliquen expresar o representar las emociones, como dibujar caras con diferentes expresiones faciales, hacer máscaras o títeres con diferentes emociones,
  hacer un collage con imágenes o palabras que representen las emociones, inventar una canción o un poema sobre las emociones, etc.
• Crear un rincón de las emociones en el hogar, donde los niños y niñas puedan ir cuando quieran expresar o regular sus emociones, y donde tengan a su disposición materiales como libros, música, cojines, peluches, lápices de colores, etc.
• Practicar técnicas de relajación o meditación con los niños y niñas, como respirar profundamente, hacer estiramientos, visualizar un lugar tranquilo, etc.
• Celebrar los momentos felices y agradables que vivimos en el hogar, como cumpleaños, aniversarios, logros, etc., y expresar lo que sentimos y lo que nos gusta de los demás.
• Hablar sobre las emociones que experimentamos en el día a día, cómo nos afectan, qué podemos hacer para sentirnos mejor, cómo podemos ayudar a los demás cuando se sienten mal, etc.

¿Cómo podemos promover la educación emocional desde la escuela?

La escuela es otro espacio fundamental para la educación emocional de los niños y niñas. Los docentes tienen un papel clave para crear un clima emocional positivo en el aula, donde los alumnos y alumnas se sientan respetados, valorados y motivados. Los docentes también pueden integrar la educación emocional en el currículo escolar, aprovechando las diferentes áreas de conocimiento para trabajar las competencias emocionales.

Algunas estrategias que podemos utilizar en la escuela para promover la educación emocional son:

• Establecer normas de convivencia basadas en el respeto, la cooperación y la responsabilidad, y hacer que los alumnos y alumnas participen en su elaboración y cumplimiento.
• Crear un ambiente acogedor y estimulante en el aula, donde se reconozca la diversidad emocional de los alumnos y alumnas, se fomente la participación y la creatividad, se valore el esfuerzo y el progreso, se refuercen los aspectos positivos y se corrijan los negativos de forma constructiva.
• Utilizar recursos didácticos que faciliten el aprendizaje emocional, como cuentos, películas, canciones, juegos, experimentos, etc., que permitan trabajar las diferentes emociones y sus implicaciones.
• Realizar actividades que promuevan la expresión y la comunicación emocional, como debates, asambleas, diarios, murales, exposiciones, etc., donde los alumnos y alumnas puedan compartir sus opiniones,
  sentimientos y experiencias con los demás.
• Fomentar el trabajo cooperativo entre los alumnos y alumnas, mediante proyectos, investigaciones,
  talleres, etc., donde puedan desarrollar habilidades como la empatía, la escucha activa,
  la negociación, el consenso, etc.
• Implicar a las familias en la educación emocional de sus hijos e hijas, informándoles sobre los objetivos
  y actividades que se realizan en el aula, invitándoles a participar en algunas de ellas,
  orientándoles sobre cómo pueden apoyar la educación emocional desde el hogar,
  etc.

La educación emocional es una inversión para el presente y el futuro de los niños y niñas. Promoverla desde el hogar y la escuela es una tarea compartida que requiere del compromiso y la colaboración de todos los agentes educativos. Solo así podremos contribuir al bienestar
infantil y al desarrollo de personas felices y competentes.