Las 5 preguntas no resueltas de la Educación infantil chilena en la actualidad
Chile está reconociendo la educación en la primera infancia como una inversión estratégica crucial. Esta etapa, lejos de ser solo de cuidado, es la base para el desarrollo cognitivo y social de las futuras generaciones.
“Y es que como punto de partida -consideró Carolina Saavedra, directora de Fundación Cristox- es el pilar fundamental para sedimentar el camino a recorrer. Es por ello que padres, familia, sistema educacional y sociedad en general centra su mirada en esta etapa de la vida, en las nuevas metodologías, y en las atenuantes que llegan de la mano con la actualidad que vivimos”.
La evolución de esta y otras facetas han experimentado grandes cambios en los últimos tiempos, como la trasmutación de un enfoque asistencialista a uno integral en la educación temprana. Programas como «Chile Crece Contigo» y la creación de un consejo asesor en políticas de niñez así lo demuestran.
Sin embargo los cambios no solo son en lo cualitativo, sino también en lo cuantitativo. La matrícula ha crecido significativamente: en 2023 un 91% de los infantes de 5 años ya estaba matriculado en educación temprana, aunque aún hay desafíos con los menores de dos años, cuya tasa promedio de cobertura para este nivel es del 17,6%.
Pese a sus luces y sombras, el escenario de la educación desde los primeros años de vida va encaminada a un perfeccionamiento constante, evidenciando que no puede ser postergada. La urgencia de esta labor fue expresada por Gabriela Mistral: “A ellos no podemos decirles mañana”.
La premura de la Premio Nobel de Literatura de 1945 es compartida por Saavedra, quién se preocupa aún más por la incertidumbre que se genera la evolución de este aspecto, pero cuando lleva la etiqueta de “especial”, que responde específicamente a la singularidad que personifican los niños y niñas que cuentan con alguna condición o discapacidad cognitiva.
Las mil…y una interrogantes sin responder
Y es que cuando analizamos la realidad de estas atipicidades en los procesos formativos, más de una pregunta aún no encuentra una respuesta objetiva, dejando lagunas en el proceso que evidencian vulnerabilidades en los procesos de formación de precisamente a esos que no pueden esperar a un mañana para tener educación.
¿Existe cobertura real y acceso equitativo? ¿Los programas educativos son flexibles y con enfoque individualizado? ¿Se garantiza la inclusión efectiva en escuelas? ¿Cómo se articula la transición a la vida adulta? ¿Existe financiamiento sostenible para terapias y apoyos especializados? Son solo algunas de las preguntas que Saavedra se formula, siendo objeto de preocupación para la Fundación que representa.
Y es que en la actualidad persisten brechas en infraestructura, recursos y profesionales capacitados, especialmente en regiones:
-Solo 32% de las escuelas regulares en regiones (excluyendo RM) cuenta con accesibilidad universal (rampas, baños adaptados, salas sensoriales)
– 44% de los profesores en regiones reporta no tener materiales adaptados (pictogramas, tecnología asistida) para estudiantes con TEA o discapacidad cognitiva.
– 1 de cada 5 escuelas en zonas rurales cuenta con equipos multidisciplinarios (psicopedagogos, terapeutas ocupacionales, fonoaudiólogos, etcétera).
– 70% de los docentes de educación especial en regiones declara no haber recibido capacitación anual en estrategias para TEA.
– El 65% de los fondos para educación especial se ejecuta en la RM.
– Tasa de deserción escolar en estudiantes con discapacidad cognitiva: 18% en regiones versus 9% en RM.
– Las terapias privadas (TEA) cuestan entre $150.000 y $400.000 mensuales, inaccesibles para el 60% de familias.
– El Programa de Integración Escolar (PIE) solo cubre 7% de necesidades terapéuticas fuera del aula.
Santa María Colegio: Un ejemplo a seguir
Los datos hablan por sí solos. La inclusión educativa es un desafío permanente. Aquí, el rol de organizaciones como la Fundación Cristox es vital. A través de iniciativas como el Colegio Santa María, Cristox impulsa la inclusión y el desarrollo de habilidades en niños con necesidades educativas especiales, complementando la labor estatal con materiales adaptados y terapias especializadas.
«Creemos firmemente que cada niño y niña merece las herramientas para desplegar su máximo potencial, sin importar sus desafíos», sostuvo Alejandra Saavedra, directora del Colegio Santa María, institución educacional que responde directamente a la Fundación Cristox.
Y es que según los resultados computados por esta institución docente, los profesionales de la misma asistieron a casi la mitad de su matrícula con necesidades especiales, triplicando el número de infantes que financia programas como el PIE.
A esto se suma su novedosa forma de enseñanza que ya va cosechando frutos en toda la comunidad educacional. Sus métodos de enseñanzas basados en recrear, innovar y evangelizar (RIE) ya generan respuestas positivas en estudiantes y apoderados.
La educación desde la cuna es el «superpoder» que transforma vidas y construye una sociedad más equitativa. La inversión de Chile en esta área, junto al invaluable apoyo de fundaciones como Cristox, es fundamental para el futuro del país.